La travesía del batallón Socorro
El batallón de infantería de El Socorro, cuyos orígenes se remontan a la revuelta de los comuneros de 1781, hacía con su nombre alusión a su origen provincial como una clara influencia de la tendencia federalista imperante en este territorio.
En sus inicios surgió como una compañía de milicianos que se convirtieron en fusileros en proceso de aprendizaje y que con el paso del tiempo se constituyeron en cuerpos de reserva para batallones de combate más experimentados.
Fue ahí cuando León Galindo inició su formación y su carrera militar.
En términos generales, este cuerpo se inscribía dentro de la categorización trazada por el historiador Clement Thibaud respecto de las huestes neogranadinas que emprendieron las campañas militares para expulsar del norte y del sur a los españoles.
Según Thibaud, esta compleja formación de tropas en medio de soberanías provinciales emergentes y luchas políticas internas, se caracterizaron por la permeabilidad, la falta de tradición militar y el ascenso vertiginoso de los cuadros de oficiales a medida que se sumaban más combates. La primera de estas características hacía alusión a la mezcla de soldados de distintas regiones de acuerdo a las vicisitudes y contingencias de la guerra.
El viernes 6 de agosto el cronista José María Caballero reportó la llegada a Santa Fe de los primeros 200 hombres armados provenientes del Socorro, bajo la orientación del capitán Pedro Monsalve, en momentos en que aumentaba el estado de alarma al saberse de la toma de Popayán por parte del brigadier español Juan Sámano.
A la semana siguiente, se hallaba este cuerpo efectuando ejercicios militares en la plaza central de Santa Fe y mostrando notorios avances gracias al arduo entrenamiento a que eran sometidos en las mañanas y en las tardes. El domingo 15 de agosto nuevamente se les vio en prácticas y esta vez “[…] ya uniformados, de manta, gorra y escarapela de independencia y el Jesús”.